Transferibilidad registral y valor económico: el impacto de la seguridad jurídica en el mercado de vehículos usados
“Un vehículo jurídicamente no transferible no solo pierde valor: pierde mercado.”
Civium Journal - Editorial
12/26/20255 min read


Introducción
“Un vehículo jurídicamente no transferible no solo pierde valor: pierde mercado.”
En el mercado automotor, el valor de un vehículo no se determina únicamente por su estado mecánico, su antigüedad o su marca. Existe un componente decisivo, muchas veces subestimado, que incide de manera directa en su precio y en su liquidez: su situación jurídica.
La posibilidad de transferir válidamente el dominio de un vehículo constituye una condición esencial para su ingreso y permanencia en el mercado formal. Cuando esa posibilidad se encuentra asegurada por un sistema registral confiable, el bien alcanza su valor económico pleno. Cuando, en cambio, existen dudas sobre la titularidad o restricciones para su transferencia, el mercado responde con una depreciación significativa.
Analizar esta relación entre transferibilidad registral y valor económico permite comprender por qué la seguridad jurídica no es una abstracción normativa, sino un factor determinante del funcionamiento del mercado de vehículos usados.
El dominio registral como componente del valor del bien
En el mercado de bienes usados, el dominio registral no es solo un derecho subjetivo: es un atributo económico del bien. Un vehículo cuyo dominio se encuentra correctamente inscripto, libre de restricciones y en condiciones de ser transferido:
puede venderse sin contingencias jurídicas,
puede ser tomado como parte de pago,
puede ser financiado o asegurado plenamente,
puede ser dado en garantía,
y puede circular dentro del mercado formal sin riesgos ocultos.
Estas características se traducen directamente en precio. El mercado incorpora la seguridad jurídica al valor del bien, de la misma manera que incorpora el estado mecánico o la reputación de la marca.
El descuento por riesgo jurídico
Cuando un vehículo no puede ser transferido, o cuando existen dudas razonables sobre su situación jurídica, el mercado aplica un descuento por riesgo. Este descuento no responde a una valoración arbitraria, sino a la probabilidad de que el adquirente enfrente conflictos, pérdidas económicas o imposibilidad de disponer del bien.
Las causas de este riesgo pueden ser diversas:
ausencia o defectos en la documentación,
tractos registrales incompletos,
inhibiciones o medidas cautelares,
imposibilidad de obtener la documentación necesaria del titular,
inconsistencias entre la realidad fáctica y la registral.
El resultado es siempre el mismo: el bien pierde valor económico, aun cuando sea materialmente idéntico a otro plenamente transferible.
Transferibilidad jurídica y mercado formal del usado
El mercado formal de vehículos usados se sostiene sobre una premisa básica: la posibilidad de verificar y confiar en la titularidad del bien. Esta confianza no se construye mediante declaraciones privadas ni por la mera buena fe de las partes, sino a través de un sistema institucional que garantice la validez del dominio.
Los comerciantes de automotores, concesionarios y revendedores profesionales dependen de esa certeza para operar. Tomar un vehículo como parte de pago implica asumir un riesgo económico inmediato: si la titularidad es incierta o no puede ser válidamente transferida, el bien se convierte en un pasivo y no en un activo comercializable.
Por ello, la transferibilidad registral no es un requisito formal accesorio, sino una condición estructural del mercado formal del usado.
La imposibilidad de transferir válidamente el dominio no solo provoca una pérdida de valor económico del vehículo, sino que, en muchos casos, lo excluye directamente del circuito formal de comercialización. Los comerciantes y revendedores profesionales dependen de la certeza registral para poder ofrecer el bien en el mercado, otorgar garantías, financiar operaciones y asumir responsabilidades frente a terceros.
Un vehículo cuya situación jurídica impide o dificulta su transferencia no puede ser integrado al stock comercial sin asumir riesgos desproporcionados. En consecuencia, el bien queda relegado a circuitos informales o de alta incertidumbre, aun cuando su estado material sea óptimo.
Incluso en supuestos donde la transferencia resulta jurídicamente posible pero diferida en el tiempo —como ocurre, por ejemplo, cuando existe una sucesión pendiente o un tracto registral incompleto— el vehículo pierde atractivo comercial. La inmovilización del bien durante meses, sin posibilidad de venta inmediata, genera un costo financiero directo: el capital queda inmovilizado, se retrasa la rotación de stock y se incrementan los costos operativos. En el mercado automotor, el tiempo es un factor económico relevante.
Una situación particularmente problemática se presenta cuando no se registraron transferencias sucesivas y el titular registral desconoce al último adquirente. En estos casos, la incertidumbre sobre la legitimación para disponer del bien torna inviable su comercialización formal, aun cuando no existan conflictos visibles. La ausencia de continuidad registral no solo afecta la seguridad jurídica, sino que bloquea de hecho la posibilidad de ingresar el vehículo al mercado regular.
El rol de la calificación registral previa
La calificación registral previa cumple una función decisiva en este esquema. Al verificar la legitimidad del titular, la coherencia del tracto y la inexistencia de restricciones que impidan la transmisión, el control registral reduce la incertidumbre jurídica antes de que el bien ingrese al circuito comercial.
Este control no solo protege al adquirente final, sino también al comerciante intermedio, que necesita certeza para fijar precios, otorgar garantías y asumir compromisos comerciales. La existencia de una instancia institucional de verificación permite que el riesgo jurídico no se traslade al mercado, sino que sea gestionado dentro del sistema registral.
El riesgo de los sistemas automáticos sin control previo
El relajamiento de las condiciones de calificación registral, o su sustitución por sistemas automáticos de carga de datos sin control previo de legalidad, introduce una alteración profunda en este equilibrio.
Un sistema que permite la constitución aparente del dominio sin una verificación institucional efectiva genera incertidumbre sobre la titularidad real del bien. En ese contexto, ningún comerciante serio puede tener certeza plena de que el vehículo que recibe en parte de pago será efectivamente transferible, ni de que podrá comercializarlo sin contingencias futuras.
El efecto inmediato no es la ampliación del mercado, sino su contracción: los operadores formales elevan sus exigencias, reducen el valor reconocido a los bienes o directamente se abstienen de operar. El riesgo no desaparece; simplemente se redistribuye de manera ineficiente.
Quiebre del mercado formal y expansión de la informalidad
Cuando la certeza registral se debilita, el mercado formal del usado comienza a fragmentarse. Los vehículos con situación jurídica clara mantienen su valor, mientras que aquellos con antecedentes dudosos sufren una depreciación creciente. En paralelo, se expanden circuitos informales donde el precio refleja más la urgencia o la opacidad que el valor real del bien.
Este proceso tiene consecuencias económicas y sociales relevantes:
caída de la liquidez del mercado formal,
aumento de la dispersión de precios,
mayor litigiosidad post-venta,
y debilitamiento de los incentivos a regularizar situaciones jurídicas.
Lejos de favorecer la circulación de bienes, la ausencia de control institucional previo erosiona la confianza que hace posible el mercado.
Conclusión
La diferencia de precio entre un vehículo transferible y uno que no lo es constituye una evidencia empírica del valor económico de la seguridad jurídica. El Registro Automotor, a través de su carácter constitutivo y de la calificación registral previa, no solo protege derechos individuales, sino que sostiene el funcionamiento del mercado formal de vehículos usados.
El reemplazo del control registral por sistemas automáticos sin verificación efectiva no elimina los riesgos jurídicos: los traslada al mercado, encarece las transacciones y compromete la viabilidad del comercio formal. Allí donde la titularidad no puede ser verificada con certeza, el valor económico del bien se resiente y el mercado se retrae.
La seguridad jurídica, en definitiva, no es un obstáculo para el comercio: es l acondición que hace posible su existencia regular, previsible y formal.
Preguntas frecuentes
¿Por qué un vehículo no transferible vale menos?
Porque el riesgo jurídico se incorpora al precio, reduciendo su valor económico y su liquidez.
¿Qué rol cumple el Registro Automotor en el mercado de usados?
Garantiza la titularidad y la transferibilidad del dominio, permitiendo operaciones seguras y precios transparentes.
¿Qué ocurre si se elimina la calificación registral previa?
Aumenta la incertidumbre jurídica, se retrae el mercado formal y se expande la informalidad.
¿Por qué los comerciantes necesitan certeza registral?
Porque toman vehículos como parte de pago y asumen riesgos económicos que solo pueden gestionarse con información jurídica confiable.
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